¡¡Yaaaaa, yaaaaa, para yá  casho perro, joio despertador!!, todas las mañana lo mismo, si no fuera porque  no tengo otro móvil ya le hubiese dado un par de pescozones.
Ahora bloquéalo para que no te marque en el bolsillo, con el ajetreo,  el numero del jefe de la tribu los “come-cocos” de la isla de Papua-Nueva Guinea, como me pasó la ultima vez.. Por cierto, el trabajito que me costó de convencer al sujeto de que no quería huesos pa atravesar narices, que todo era un mal entendido.
Lo dicho, bloquéalo no seas tonto…”Introduzca la clave de bloqueo”, es verdad, leshe, la clave.
Salgo de casa, con la hora pegá al culo pa variar, me monto en el coche, otia, la alarma, bajo , me voy pa la centralita…”Introduzca la clave de seguridad”, otra, me digo.
Vuelta al coche, el “blutú”, por si me llama alguien, que siempre hay alguno que pa incordiar no tiene horario..”Introduzca la clave para activar el dispositivo”, oño, oño, tanta clave.
Llego a la oficina, me siento en mi mesa, botoncito del ordenador, al poco…” Nombre de Usuario”, bueno por lo menos no tengo que pensar mucho, acto seguido.. “Introduzca su clave personal”, ya me parecía mu fácil la cosa, toma clave.
Al poco, tengo que entrar en la Intranet sin más cáscaras si quiero dar hoy un palo al agua, …”Nombre de Usuario”, repetío es el joío, ..”Dominio”, ya me tas tocando los cataplines y….”Introduzca clave”, cago en tó lo que se menea, otra puñetera clave, sea.
“Illo, un día de estos voy a coger y voy a poner la misma clave para todo, leshe, que tenemos más claves quel Código da Vinci ese”, le comenté a un compañero.  ¿Pa qué le dije nada?, se llevó las manos a la cabeza cual hubiese escuchado una herejía. “Ni se te ocurra, está prohibido por las Normas de Seguridad en la Información, Orden Ministerial 5438/90 de 12 de Julio”, oño, pasmao, una maquina el tio, a joerse tocan.
Después de pagar mi café y el del gorrón de siempre me he quedao más tieso quel as de bastos, así que antes de regresar a casa tengo que sacar perras de ese cajero que nunca está donde tu quieres.
Meto la sufrida tarjeta por la boca de la maquina y…. “Introduzca clave personal” , otra clave, eran pocas y parío la aguela. Pa colmo dice el chino que trabaja dentro de la caja metálica que no hay ni un chavo, que me joa, tie narices la cosa.
Repito la operación con otra tarjeta a ver si hay suerte…”Introduzca clave personal”, leshe, ¿cuál era la clave?, ahh si, …”Clave errónea, vuelva a Introducir su clave personal”, seríaaa, a ver…”Clave errónea, vuelva a Introducir su clave personal”, me tá subiendo la malaleshe, lo noto, entonces tiene que ser esta….…”Clave errónea, tarjeta retenida,  para su devolución persónese en esta Oficina en horario laboral”, ¡¡¡ “me cago en tó, en los cajeros, los chinos, la pólvora, los palillos y la gran muralla”!!!.
A casa jodío, sin tarjeta, sin dinero y lo peor, a saber cuando podré ir a recoger el trozo de plástico,  manda huevos, dijo el Trillo.
Jeje, en la caja fuerte seguro que queda algo de dinero de la última Glaciación, si, de cuando era capaz de ahorrar.
Me mira, la miro, nos miramos, ella espera impasible, yo ansioso por abrirle su intimidad.
¿Cuál era la claveeeeeeeeee? aggggggggggg.
No quiero ni pensar cuando el Pedro se asome por la mirilla de la puerta y me diga…”Introduzca su clave personal, para acceder al cielo”. ¡¡¡¿Otra clave?, ¿más claves?!!, vete al carajo y metete tu clave por semejante sitio, me voy a la puerta de al lado, que  la abren a todo el que llega,  sin tantos miramientos.
miércoles, 24 de junio de 2009
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