Hace unos días atrás leí como un medico se llevaba las manos a la cabeza. A su consulta de obstetricia había llegado una mujer de varios meses de embarazo. Después del reconocimiento de rigor, lo típico, le emborriza la barriga  y le desliza poco a poco el ecógrafo zigzagueando en un slalom interminable por aquellas pendientes abdominales.Madre y galeno miran detenidamente la imagen que aparece en el monitor del invento, si,  ese que la criatura aparece en tres dimensiones, ¿“Que es pisha o toto, doctor?”
-Pues no lo tengo muy claro, señora, déjeme que siga mirando.
De repente la paciente siente un dolor en sus entrañas, en la superficie de su vientre se dibujan bultos extraños que afloran y se ocultan con la misma rapidez.
-No se preocupe, señora, es normal, es el feto que se está moviendo- , la tranquilizó.
Como la buena mujer no cesase en sus quejidos, el medico afinó la puntería y amplío la imagen que aparecía en el monitor.Detuvo el ecógrafo en un punto y observó detenidamente, en silencio, lo que mostraba el aparato. Lentamente, para no alertar a la madre, fue girando el monitor hasta hacerlo invisible a esta.Sus ojos se abrían en proporción al gesto de sorpresa que se reflejaba en su rostro.No era posible, sería el primer caso en la historia de la medicina.A todo esto la señora daba muestras de cómo el dolor le iba en aumento.El doctor soltó el aparato y abandonando aquella mujer a su suerte, abandonó la consulta precipitadamente y  corrió en busca de otro compañero que ratificase sus observaciones.
- Es cierto, es tal como me has contado-, le confirmaba el recién llegado al primero.
-¿A quien llamamos, al Sicólogo, al Siquiatra?- Preguntaba el horrorizado doctor.
-No creo que ninguna de las ramas de la Medicina actual sea capaz de diagnosticar este caso- respondió el testigo.
La madre al ver el trajín que se traían los médicos, como se iban acumulando alrededor del monitor médicos, enfermeros y repartidores de pastelitos, preguntó al colegiado.
-¿Qué pasa doctor, porqué me duele tanto?
Este la miró con la cara muy seria y le dijo:
- El feto está dando pataditas, como todos los fetos
- Entonces, ¿Cuál es el problema doctor?
- Señora, el problema es que su dolor no viene de esas patadas que el feto reparte a diestro y siniestro, que hasta cierto punto es normal, el problema es que.. EL FETO ESTÁ MORDIENDO EL CORDÓN UMBILICAL, lo peor es que la ruptura del cordón supondrá su muerte inevitable.
Lo curioso del asunto es que después de esto, inédito para la medicina, se han detectado miles de casos más.Sin ir más lejos el otro día viendo la final de la Copa del Rey vi miles de fetos mordiendo sus cordones, tirando desesperados para arrancarlos sin escrúpulos de las matrices de sus madres. Leshe, yo recuerdo que antes la gente iba al futbol pa ver ganar a su equipo o desgañitarse en alabanzas de la pobre madre del enlutado errante.Cuando regresaban a casa, las parientas sabían si el equipo había ganado o no solo mirar al marido, y lo sabían, digo, si lo sabían,  si llegaba beodo y cachondo, ganado, si ronco y desencajado, derrota, mejor no preguntar.Y que se supiese, hasta el otro día de la final, solo había un silbato en el campo, es más si algún capullo se llevaba por su cuenta otro, a la primera nota tenia al respetable espetándole lindezas.
Aquello fue un concierto de soplagaitas, bueno si hubiese sido concierto de gaitas, descubrieme, soplapitos para más señas.
A los que sus primitivos cerebros les daban para cerrar los labios y hacer soplar semejante instrumento lo hacían con desesperación. Y los otros, los que ni ha eso las pocas luces les llegaban, simplemente mantenían la boca abierta cual gorriones con boqueras y escupían alaridos descompuestos.
Ante tanto feto inmaduro, tanto borreguito orquestado por políticos de medio pelo o  disfrazados de presidentes de clubes de futbol,  solo me cabía en la cabeza suponer que aquella actitud se debía a dos motivos, o porque eran eso, fetos idos o porque eran hijos bastardos, concebidos por la violación de un político abyecto en la nocturnidad de un mitin.
¿Con que derecho pitan mi Himno, queman mi Bandera, mancillan mi Patria y denigran mi Rey?
Por aquello del agravio comparativo, yo también tengo el derecho, y casi la obligación, de obrar en justa reprocidad,  devolverles gesto por gesto, pitada por pitada.
 Queda el consuelo de haber visto, también, asistentes al partido que durante la celebración de NUESTRO HIMNO, adoptaban una postura respetuosa, con la cabeza en alto, no como algún jugador contaminado, y manteniéndose en pie practicaban el precioso galicismo de pegar la mano a su corazón.
¡Bah, solo ha sido una minoría!, dicen. Siempre una minoría, la que hace ruido siempre es una minoría, la que destroza, cada vez que les sale de los cataplines,  la plaza de Cibeles o Canaletas, una minoría, se lo expliquen a comerciantes y transeúntes. Del mobiliario urbano ni que decir, pero este al fin y al cabo como lo pagamos todos con nuestros impuestos, si, con  esos que sirven para la financiación de las autonomías, ¡bah, solo ha sido eso,  una minoría!
Pues ya estoy  hastiado, cansado, de ser de una mayoría en un silencio que raya en la complicidad y  lo peor, que lo interpreten como complacencia. Comprobado que esa pretendida madurez de tanto feto musical es simplemente debido a una hidrocele crónica,  cuídense de que no se les enrolle ese cordón umbilical, que tan ferozmente muerden, al cuello y se traguen su propio putrefacto liquido amniótico.
sábado, 27 de junio de 2009
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