Eso pasa cuando uno se busca una casa rural, pero rural.. rural, nada de chorradas, vamos nada de casa rural en un casco urbano que al fin y al cabo no es ni "chicha ni limoná", esta es de las que si quieres discutir con un vecino tienes que aguantar las ganas hasta el regreso, vamos una isla en la naturaleza.
Y como las horas se hacen largas como condena pues solo te queda una cosa, salir, explorar, echarle valor y comenzar a andar.
No lejos de la casa , bajando a pocos metros un arroyuelo de aguas limpias y traviesas bajaba atropellandose con las piedras del lecho; paralelo a él una senda cabrillera construida con tesón por el rumiante animal, invitaba a dejarte conducir a "no sé donde". Así que por descubrir el nacimiento de aquel arroyo, que no debía de estar muy lejano elegí subir, por aquello de que todo lo que sube baja, y la cansada vuelta se haría más fácil.
A no mucha distancia de mi partida el "joío" arroyo se iba encajonando entre las paredes de dos sierras como si estas intentasen atraparlo. Tan angosto se volvió el paso que tuve que continuar por el mismo arroyo, saltando cual cabra montés, de piedra en piedra. Y de esta guisa comenzó de nuevo a ensanchar el lecho y la senda desembocó como un afluente en camino de humanos. Ayy, esa maldita curiosidad , más valdría haber regresado que dejarme llevar por él. A poco de lo andado, ya dentro de aquella especie de caldero rodeado por altas sierras, un cartel anunciaba la próxima presencia de una aldea, "Aldea de Sierra Olvido", así rezaba.
Dejado el cartel a la espalda, se asomaba aquello que no llegaba ni a aldea, unas cuantas casas desparramadas, como cagadas de mosca, soñolientas por abandonadas, donde el más tonto ya se había marchado a la "capitá" y el más listo dos horas antes.
Aquello que parecía calle, por darle nombre, a tramos bien compuesta, y otros no tanto por sus piedras que te invitaban al tropiezo, todas con nombres y apellidos.. egoísmo, mentira, pereza, olvido...
Andando por esa "calle" alcancé la primera de las casas. La casa de las miradas perdidas, allí estaban todas las miradas que nunca se lanzaron, esas miradas que fueron reprimidas, eran miradas tristes, vacías, las de al infinito, las fugaces, las furtivas, cada una tenia un destinatario, un dueño. Eran miradas volátiles, etéreas, con alas, lo llenaban todo como pelusas doradas. Si los ojos son el espejo del alma, cuanto ser se ha quedado sin un premio, cuantas almas hemos dejado de contemplar y a cuantos le hemos negado lo nuestro.
Seguí sombrío caminando, aun pensando en esto cuando llegué a la altura de otra casa, la de las caricias negadas, que pena me dio, cuanta caricia empolvada, cuanta caricia no dada, cuantas oportunidades de hacer gozar y ..nada, cuantas hemos deseado, cuantas hemos rogado con la boca cerrada, cuantas aun seguiremos guardando en esa casa abandonada.
Pensé que ya lo había visto todo y apenas había visto nada, la calle empinada y hostil a cada paso se levantaba.
Con gran fatiga llegué a una nueva casa, si las anteriores te encogen el alma esta te la deja helada, la casa de los "nunca tequiero", Dios que paisaje, todos los tequiero que nunca salieron, aquellos que nos tragamos junto con los que nunca nos dijeron. Cuanta felicidad desperdiciada, cuantas lágrimas por no dichos, derramadas, cuantas oportunidades perdidas por un omitido verbo, cuantas naves escoradas, cuantos caminos torcidos, cuantas dudas y desconfianzas, cuantos tequiero pudriéndose en ese lúgubre aposento se estaban ajando como la flor en invierno.Los habían de los dos extremos, los nunca dichos y los dichos sin fundamento, ambos el mismo mal, ambos motivo para el lamento. Y es que los hay que lo dosifican con la la avaricia del usurero, los que se lo tragan y lo regatean como en un puesto de sueños, los que por no sentirlo hieren con el silencio. Y los otros, los que los reparten como reparte un cartero, los que los usan para alcanzar una meta haciendo creer verdad, cuando solo es un juego, los que mienten impunes , los que en sus labios un tequiero no significa nada, los que por amor venden hielo.
Ahora si se me había desgarrado el alma, pero aun me quedaba un nuevo tormento.
Allí en lo más alto, como nido de pájaro mal agüero, allí estaba la casa más tétrica, la más triste, lo más feo.
La casa de los amores perdidos, apolillados, de diferentes tamaños y edades, los de viejo, los de la inocencia temprana, los anhelados de juventud, los primeros nunca curados, los que el camino separó, los imposibles, los no correspondidos, los que la timidez se llevó. Todos tenían lágrimas, todos ojos y escozor, todos tenían pintados caminos, caminos que nunca se andaron ni se andarán; amarrados con las trenzas del destino sus nudos nadie desató, dejando en suspense vidas que pudieron pero no son y cuanta pena sufrida y cuanto causado dolor, unas por exceso y otras por omisión. El alma rota, ahogado en mis lágrimas que me oprimían la razón, ya casi no podía respirar por tanta tristeza y dolor.
De repente sonó como cada mañana ese maldito invento..el despertador, para evitar que rompiese tu sueño, a ciegas, a oscuras estiré el brazo y este enmudeció, pero no por la puntería del arquero, no, sino porque en directa proporción... al gran manotazo dado, más grande el descalabro que en la caída sufrió, aun hay restos de ese artilugio, con el que el diablo nos engatusó, por debajo la cama y hasta más allá del recibidor.
Iba a incorporarme, cuando me quedé mirándote en silencio... como se le habla a Dios, acaricié tu pelo y al oído te dije, "te quiero amor", di gracias al cielo por haberte encontrado después de tantos perdidos, de tanto dolor.
jueves, 21 de febrero de 2008
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