lunes, 12 de mayo de 2008

Grandes Batallas, La Plazuela

Estábamos con las canicas, jugándonos los cromos de futbolistas de aquella temporada.
Como ya habían "espeluchao" a Franci, el cabecilla de nuestra pandilla, a falta de poder seguir jugando porque había perdió hasta las alpargatas del utillero , este, encontró un palo tirado Dios sabe donde, y comenzó a darle el coñazo a los demás gesticulando con el palo a modo de "tizona" estoqueando y destripando a unos y otros.
Yo, pendiente de que el contrario no me hiciese la pirula y alegase que había golpeado mi bola con la suya para sacarme a "Iribar" que era de los más valiosos, no tenia mucha gana de participar en la jarana.
"Juer, Franci, no seas pesao tío y vete ar carajo con el palo", "Illo tate quieto o te doy una hostia", "Franci, ojones con el palo, que me has hecho daño", y así iba de uno a otro dándonos la tabarra, hasta que se" lió er taco".
Había lanzado Ángel su canica con tan buena fortuna que de un "tiro" mandó la canica de otro al extremo opuesto del "llanete", que era una inmensa calva en el empedrado de la calle, y estaba reclamando su justo premio, cuando Franci pintando cabriolas en el aire con su "acero desnudo" invadió el terreno de juego, desperdigando las canicas de todos y poniéndolas en desbandada.
Se acabó el juego, cada canica a su bolsillo y el que encontró otra "espada" se fue en busca del insolente y el que no, a pecho descubierto, también, para hacerle pagar la fechoría.
Aquél que se vio rodeado de sus propios acólitos, mas mosqueaos que un cura en el paro, se defendía repartiendo mandobles a diestro y siniestro, pero viendo la cosa muy negra y sin posible salvación, se le ocurrió una idea, porque solo a Franci se le ocurrían ideas en los momentos decisivos, por algo era el "cabecilla", y dijo "!!Un momento, un momento!! vamos a echarle una guerra a los de la Plazuela Lara", la turba sedienta de venganza se detuvo,"¿Einn?", "¿Y esos que nos han hecho?" preguntó el clásico mucha leyes, " !!Porque no nos dejan jugar al futbol!!, buena razón, nos convenció a todos, "!!Valeee!!", "A por espadas,engaaa" .
Fui a mi casa, tabla de una caja de tomates, y a la calle, al Cantillo, nuestro reino y lugar de concentración, pero..un momento, recordé de anteriores lides, los palos que me llevaba en la mano que aguanta la espada, así que ...un clavo, otro trozo de madera y lista la "cruz de guerra", por algo le pusieron a ese invento "guardamanos".
Espadas más largas, más cortas, más delgadas e incluso "tarugos" como los del "Rey de Bastos", uno, con la tapa redonda de la tinaja de las aceitunas se había improvisado un escudo, otros a falta de pan, sacaron los arcos y flechas de varas de olivo, el más radical, traía consigo su arco y flechas hechas con las varillas de un viejo paraguas, "Illo, ¿tas chalao? ¿que quieres dejar un tío tuertooo?", "Juer, si es que no tengo otra cosaaa", "Deja eso anda, que tás lipollas, te dejo er bastón de mi ágüelo que tá durmiendo, pero ten cuidao con él, otia, que me maja mi madre como se dé cuenta", "Venga vale que no le pasa ná, leshe".

Reunida la tropa con su variopinto armamento, una arenga del "general don Franci" enardeció tanto a los reunidos que apostábamos por quien incrementaría con más rapidez el colegio cardenalicio o quien plantaría más bollos en las cabezas de los enemigos.
Dispuestos ya para partir hacía la gloría, salta una voz desde el pelotón.."¿ Oyeeee...y si no hay nadie en la Plazuela Laraaa?", oño, es verdad, tendría guasa tanto ruido para no cascar ni una nuez. "Yo voy a asomarme a la esquina y si están hago una señal, ¿valeee?", jejeje, el espía, "Valeee, corre, aquí esperamos".

El observador avanzado corría calle abajo por el "Cerrillo Largo", calle que en un extremo estaba "el Cantillo", nuestro irreductible campamento y por el otro desembocaba en la Plazuela Lara, el campamento enemigo, nuestro objetivo y reino de "infieles".

Todos le seguíamos con la mirada mientras se alejaba, impacientes, algunos, los nervios le aflojaban los esfínteres y apartándose unos pasos aliviaban su ansiedad, "Niñoooooo, híjoooooo, ¿porqué no te meas en la puerta tu casaaa, habrase visto la poca vergüenza der niñoo", la vecina.

"Están, mira, la señal", efectivamente, podía comenzar la operación relámpago.

"Tú que tienes escudo, en la primera fila", "Juer, ya tamos"refuñó.

"Todos detrás de mí y sin hacer ruido, cuando lleguemos a la esquina antes de atacar, nos paramos, que no nos vean", "Venga", "Vamos", "Sí, vale”, jeje, todos de acuerdo

Si alguien creyó que aquello iba a ser una maniobra de aproximación ordenada y pulcra, va a apañao, un tropel de piojos descontrolados vociferantes e insubordinados arrollaron al líder quitándole su puesto de vanguardia.
"Jóeeee, hemos dicho en silencio y todos detrás de mí", protestó, "que se van a dar cuenta, oñoo"
Pelotón de "hunos" asomaban escalonadas las cabezas por el ángulo de la esquina observando al enemigo que jugaba confiado un partidillo de futbol entre ellos. Estaban tan ensimismados discutiendo si había sido o no falta, si la sangre de la rodilla del portero era fruto de una mala patada o de uno de los adoquines que sembraban la Plaza, que no se dieron cuenta de lo que se les venia encima.
!!Al ataqueeeee!!, la calle comenzó a vomitar aquel rosario de cafres dispuestos a repartir más palos que el tren de la feria.
Los otros, sorprendidos por el ruido y la avalancha que se les venia encima, giraron la cabeza y al ver la patulea armada, unos optaron por poner adoquines por medio y otros se quedaron petrificados sin saber que hacer.
A los pocos segundos aquello era una maraña de propios y extraños, de empujones, palos, gritos y lamentos.
Me dirigí al primero que estorbaba mi camino, el brazo levantado y la "espada" en alto, dispuesta a partir melones, a medida que me acercaba veía la expresión de sus ojos, su cabeza trataba de parapetarse detrás de sus antebrazos como púgil noqueado, "Este no merece la pena, tá cagao", así que lo deje atrás y seguí a por el próximo. Todo espaldas, una mole me pareció el jefecillo de los otros, nos sobresalía a todos un trecho, tenia sujeto a uno de los nuestros y pugnaba por quitarle el palo pa darle de su propia medicina, viendo que la cosa se le ponía fea y por las ganas con que imploraba el enano insolente, solo se me ocurrió una solución, descargue el mandoble en los costillares del gigante porque más alto no alcanzaba, oño, al otro, lo soltó de inmediato fruto de la impresión y el dolor, pero ahora se revolvió contra mí, y esa era cara de malaleshe y lo demás tonterías.
Ya me veía con menos piños que un arenque y correr, tontería. Por delante de su cara y hasta donde daba de sí mi "Colada" le estuve espantando moscas tanto tiempo como pude, mientras más se acercaba, yo, más reculaba. Se le entornaron los ojos y se echó mano a su espalda, el antes salvado, era ahora mi salvador, un estacazo bien dao entre la oreja y el hombro le hizo desistir de "ajustarme las cuentas". Viendo que uno por un lado y el otro por el reverso le iban a dar más palos que a un pulpo, optó por lo más inteligente en esos casos, "!!Gracias tío!!, "Amos por otrooo".
Los pocos que aguantaron el tipo en la primera embestida, al ver a su "Goliat" corriendo Calzada abajo se les descompuso el animo y "maricón el ultimo".
Resultado de la batalla, nuestros: dos camisas rajadas, tres espadas rotas y el escudo de madera intacto y alguna flecha perdida, el enemigo cautivo y desarmado , leñe esa es otra historia, algunos chichones, dos ojos moraos y unos cuantos de destrozos en la ropa, ahh bueno y aquél que se levantó del suelo con las manos en la cabeza, que no se supo si era chichón o descalabro, más por lo que soltaba por su boquita mientras corría pa su casa, tuvo que ser de todo un poco.
La victoria fue total pero poco tiempo tuvimos de disfrutarla. Ni a una hora llegó cuando un padre con el hijo de la mano, con más vendas que el camillero del Faraón, apareció llamando a la puerta de mi casa.
De nada sirvió el relato épico de aquella gloriosa jornada, ni las justas razones, ni "niños muertos", ni ná de ná, al final, pa mí, que salí perdiendo yo, el culo caliente y el resto del día recluido contando musarañas, ya se encargo mi padre de administrar justicia, leshe.
Al día siguiente en el Cantillo faltaba más gente que de costumbre, lo mío fue un día, pero a otros les duró la condena casi una semana, juer.
"Pa que aprendas a no ser cafre" eah.
Esto solo pospuso la siguiente batalla para unas semanas más tarde, jeje

No hay comentarios: